HUMANISMO SECULAR

 

Una propuesta para la vida actual

A  James Herrera, humanista, maestro de  innumerables vidas

 

Las grandes preguntas de la vida por las que el ser humano ha sido arrebatado en especulaciones filosóficas, revelaciones religiosas o éxtasis místicos, siguen en medio de este mundo rápido y furioso, interpelando al hombre y a la mujer del nuevo milenio.

Tal vez hoy más que nunca antes, las respuestas a esas preguntas se encuentran en tensión. Los medios de comunicación y la tecnologías de información generan una sensación de crisis constante, que flota en el ambiente como el smoke de los automóviles. En la aldea global, lo que sucede al otro lado del planeta se ve en tiempo real en la comodidad del sillón, el mundo invade nuestra intimidad y los algoritmos deciden por si mismos lo que podemos conocer. De esta manera las Fake news, las posverdades y las noticias negativas inundan nuestra psique, dejando como resultado la sensación de que todo va de mal en peor, de que caemos irremediablemente en un vacío del cual nunca más podremos salir.

Este mundo contemporáneo nos ofrece un panorama contradictorio por decir lo menos: frente a los incontrovertibles avances de la ciencia que ha proporcionado al hombre un conocimiento del cosmos y de sí mismo sin precedentes, al desarrollo tecnológico que ha permitido la conquista de tareas consideradas imposibles y/o esclavizantes durante mucho tiempo, al avance en el establecimiento de una comunidad internacional que reconoce los derechos humanos y en general respetuosa del derecho internacional, han surgido movimientos que reniegan de esos avances y prefieren el regreso a épocas premodernas que consideran idílicas, aduciendo inconsciente o conscientemente aquella frase de que “todo tiempo pasado fue mejor”. Los fundamentalismos religiosos de toda índole han resurgido en numerosos lugares del mundo anunciando cada uno de ellos la posesión absoluta de la verdad, proyectos nacionalistas amparados en supuestas historias gloriosas, lanzan a algunas naciones a movimientos geoestratégicos peligrosos para la estabilidad regional y mundial, aprovechando el desgaste de las otroras superpotencias. Las pseudociencias reemplazan en la mente de muchos los conocimientos basados en pruebas por el efecto placebo y corrientes filosóficas relativizantes pretenden dejar  los conceptos de verdad  y realismo como piezas de museo, izando banderas "posmodernas".

El ser humano actual, que se siente incomodo con las creencias carentes de evidencias, desconfiado de instituciones religiosas que constriñen la libertad de pensamiento individual a punta de temores al castigo y de la apelación a la culpa, que quiere mantenerse firme en contra de la irracionalidad virulenta que acosa al mundo actual, puede sentirse desorientado y tal vez, clame por consignas claras que a manera de brújula le sirvan para ubicarse en este presente tempestuoso y aparentemente caótico.

Esos principios y consignas orientadoras están disponibles y le han servido a muchas personas al rededor del mundo en los últimos años, para otorgar un sentido firme a sus proyectos vitales, aunando esfuerzos entre si con el fin de hacer realidad metas racionales en la construcción de vidas mas felices y plenas. El término que agrupa dichos principios y consignas se ha denominado Humanismo Secular.

A continuación presentaré sus características más importantes, partiré de la reflexión sobre el significado de las palabras “Humanismo” y “Secular” para posteriormente enunciar sus principales tesis.  

Humanismo

Humanismo es un término bastante abusado y en el marco de su nebulosidad conceptual, reclamado por personas e ideologías de toda pelambre que no pocas veces son contradictorias entre si.

Encontramos humanismos cristianos, ateos, Marxistas, religiosos, clásicos, renacentistas, partidos políticos “humanistas” de derecha, de izquierda y de centro...

Cada una de las anteriores denominaciones podrían aducir que ponen en el centro de sus preocupaciones, reflexiones y prácticas al ser humano, haciéndose de esta manera humanistas. Sin embargo, es necesario establecer un criterio o criterios básicos que permitan delimitar específicamente los rasgos esenciales del concepto y con esa precisión, evaluar cada uno de esos "humanismos" para determinar si verdaderamente son o no lo que proclaman ser. Un recurso para lograr ese cometido lo constituye indagar sobre la génesis del término, recuperando el sentido adquirido en el proceso de su utilización original.

Lo que ahora llamamos una actitud "humanista" se ha expresado en todo el mundo durante al menos 2.500 años (que es aproximadamente el tiempo que se encuentran registros escritos de muchos lugares) y en civilizaciones de la India, China y Europa; pero el uso de una sola palabra para unificar estos casos de un fenómeno común es relativamente reciente.” i (Copson, Andrew. What is Humanism?, pág 1).

El termino humanismo designa a posteriori un contenido nacido mucho tiempo antes. Aunque expresiones de lo que se conocerá como humanismo se pueden apreciar en distintos lugares a lo largo de la historia, esas expresiones eran siempre minoritarias dentro de las culturas, estaban representadas por movimientos poco numerosos o personajes importantes pero solitarios. Sin embargo esto cambia en Europa entre los siglos XV y XVI.

La historiografía sitúa al humanismo como la filosofía que acompañó y animó al espíritu del renacimiento. El humanismo le dio cuerpo ideológico a la manifestación artística renacentista y fundamentó el desplazamiento del enfoque teocéntrico propio del medioevo, hacia el antropocentrismo, marcando el inicio de la edad moderna. Este desplazamiento del ser humano hacia el centro del pensamiento, fue por primera vez en la historia algo que salió del ámbito de lo marginal, para constituirse en la visión predominante de la sociedad, situación que perdura hasta nuestros días entre los herederos de la tradición occidental.

Pero, ¿Qué implica poner en el centro de la cultura, de la filosofía, del arte y de la política al ser humano? O mejor, ¿Qué subyace en esta centrificación del hombre, cuál es su esencia? ¿En qué consisten los fundamentos de este humanismo?

El humanismo surge como una reacción a los excesos escolásticos que por muchos siglos marcaron el trabajo intelectual y cultural de la edad media. En el marco de esta crítica a la escolástica, va creciendo de forma progresiva el énfasis en las capacidades propias del ser humano y en la necesidad de erigir esas capacidades, atributos y características humanas como valores fundacionales de una nueva forma de pensar. Esta nueva forma de pensamiento conlleva necesariamente a una independencia humana de Dios o de las instituciones religiosas, en términos de que lo que el hombre y mujer requieren para el desarrollo de si mismos y el alcance de su felicidad, está en ellos mismos y no en agentes sobrenaturales.

Identificar las anteriores características es fundamental para lograr un acercamiento al concepto de humanismo que no traicione el sentido original que configuró su propio desarrollo histórico.

Si se pretende elaborar una síntesis de estas características, la palabra clave que identifica la esencia del proceso humanista es a mi juicio: Autonomía. La autonomía del ser humano se constituye en el elemento definitorio del concepto humanismo y al mismo tiempo en el criterio para la evaluación de todo aquello que se imponga este título.

Que significa entonces: ¿“Autonomía del ser humano”?

  • Autonomía significa confianza en el ejercicio de sus dones naturales. Confianza en la razón, la voluntad y el propio esfuerzo para la obtención de conocimiento sobre el mundo y sobre sí mismo.

  • Autonomía significa capacidad de autodeterminarse, de ejercer su libertad, de erigirse como dueño y dueña de su vida y su destino.

  • Autonomía significa independencia de todo aquello que busca oprimirlo y coartar el desarrollo de sus potencialidades. Independencia de instituciones o poderes que lo limiten y lo sometan a un estado permanente de infantilismo necesitado de tutela para la toma de sus propias decisiones.

Faltarían seguramente otras cuantas implicancias del concepto autonomía, pero creo que las anteriores son suficientes para establecer un conjunto de criterios útiles para fines evaluativos.

Tomemos un ejemplo: ¿Es realmente humanismo el autodenominado humanismo cristiano?. Un humanista cristiano dirá con absoluto convencimiento que no solo es un humanismo, sino que es el único posible.

El humanista cristiano parte de la calidad de criatura que tiene el ser humano y por lo tanto de la dependencia que posee con su creador. Si Dios creo al ser humano, si Dios es la fuente de la vida humana, solo uniéndose a esa fuente, solo atendiendo al creador de su existencia, el hombre y la mujer pueden hallar el camino para su propio desarrollo y su felicidad.

Pasar este argumento (bastante convincente si se aceptase la premisa básica de la existencia de un Dios y que además ese Dios es creador) por los criterios antes expuestos, demuestra que al final, el humanismo cristiano es una distorsión del concepto o más bien una traición sofisticada. En efecto, el criterio de autonomía y los subcriterios de confianza, autodeterminación e independencia, son quebrantados en su totalidad por esta forma de “Humanismo”. El ser humano bajo esta concepción está completamente subordinado en todas su dimensiones a una fuerza divina y claro esta, a las instituciones que representan esa divinidad en la tierra. La autonomía queda cortada de tajo y la posibilidad de un desarrollo propio con miras a la consecución de su propia felicidad queda ligada a la obediencia. No puede haber nada más antihumanista que esto.

Hasta aquí hemos reflexionado sobre lo que implica el significado de “Humanismo”. Para terminar esta aclaración conceptual de Humanismo secular, habría que dedicar unas cuantas lineas al término “secular”.

Secular

Secular viene del latin seculāris que hace referencia a la palabra siglo, como cuando se dice: “In saecula seaculorum” --por los siglos de los siglos--. Esta connotación temporal indica un carácter “Intramundano”, la cualidad de las cosas temporales, cambiables y perecederas ajenas a la esfera de lo divino que es eterno e inmutable. Lo secular adquiere de esta manera el sentido de lo civil, de lo relacionado con la obra humana en la tierra, distinguiendose del ámbito religioso ocupado por las cosas que están en un plano sobrenatural.

Lo secular en el caso del “Humanismo Secular”, complementa el significado correcto del vocablo “humanismo”, cerrando el paso a cualquier concepción del ser humano como ser con dimensiones sobrenaturales o religiosas en el sentido arriba descrito. Lo secular sitúa al humanismo en este plano terrenal, en el plano de lo natural, alejándolo de cualquier peligro de distorsión y confusión que surja de una mezcla irreflexiva con la religión o lo religioso, en vista de toda la carga de significado que a través de la historia ha sido otorgado a estas palabras.

Antes de terminar este apartado una aclaración final. Delimitar el sentido correcto del humanismo bajo la esfera de la autonomía humana y complementar esta delimitación con el término secular, nos libra de aquella antigua visión especista que sitúa al hombre como un ser supremo en el contexto natural, graduándolo como el “REY” de la creación. El ser humano es una parte más de la naturaleza, no es superior a otras especies sino que posee unas características que lo diferencian cualitativamente de las demás. Estas diferencias producidas en el proceso evolutivo son inicialmente diferencias de grado, que por acumulación se convierten en distinciones cualitativas, las cuales no implican superioridad desde el punto de vista de la evolución en su comparación con otros organismos.

Poner en el centro al ser humano no supone hacerlo más importante que las otras especies, solo entraña el énfasis en la capacidad de autonomía para dirigirse a sí mismo como especie y como individuo. Esto obviamente no conlleva el derecho para decidir o incidir sobre otras criaturas de la naturaleza de manera irreflexiva o dañina.

Humanismo secular

Aclarados los términos, podemos hablar ahora del contenido de la frase.

El humanismo secular consiste en una conjunto de ideas articuladas en torno a los conceptos de autonomía y realización del ser humano. Se podría entender al humanismo secular como una filosofía ecléctica que toma de diversas fuentes aquello que ayuda al ser humano a su desarrollo autónomo y búsqueda de felicidad bajo ciertos principios fundamentales.

Los movimientos humanistas que comienzan a orientar su pensamiento bajo los rasgos de un humanismo “correcto” descritos en este articulo, se originan principalmente en Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XIX. Bajo la moda de los “manifiestos” inaugurada por Marx con su manifiesto comunista, un grupo de intelectuales norteamericanos escribe el manifiesto humanista de 1933, cuya principal característica era abogar por la liberación de la religión institucional y el concepto tradicional de Dios a partir de una resignificación de las dos cosas, denominando esta propuesta como “Humanismo religioso”. El siguiente manifiesto fue el de 1973 y a partir de él, se renuncia a cualquier relación nominal con lo religioso, dado la carga de significado de esta palabra que antes enunciábamos. Posteriormente se publican varios manifiestos más que buscan adecuar el movimiento a los cambios que la realidad ha sufrido en los últimos cincuenta años.

Los principios

El Humanismo secular posee unos principios básicos que marcan lo esencial de su filosofía. Cada uno de esos principios sin embargo, tiene una relativa amplitud interpretativa y es flexible hasta cierto punto. Los principios no son un cuasidogma religioso.

En la descripción de esos principios básicos me apoyaré en la enunciación que de ellos hace Mario Bunge, en su libro “Crisis y reconstrucción de la filosofía”ii

1. Principio cosmológico

todo lo que existe es o natural o hecho por el hombre. Puesto de modo negativo: en el mundo real no hay nada sobrenatural”.

En este principio está inmerso un realismo ontológico, el universo existe independientemente de que nosotros los seres humanos estemos o no en él. De igual manera denota un materialismo científico. Lo real es material. La materia desde el punto de vista filosófico se define” Como aquello que es cambiable”iii

Reverenciamos y celebramos el Universo como la totalidad de lo que existe, pasado, presente y futuro. Es auto-organizado, en perpetua evolución, e inagotablemente diverso. Su sobrecogedor poder y belleza y su fundamental misterio provocan la más profunda reverencia y maravilla humana.”iv

2. Principio gnoseológico

Es posible y deseable hallar la verdad acerca del mundo y de nosotros mismos recurriendo únicamente a la experiencia, la razón, la imaginación, la crítica y la acción. Puesto de modo negativo: el escepticismo radical y el relativismo gnoseológico son falsos y nocivos”.

Este principio se puede complementar de la siguiente manera:

  • Una visión científica del mundo real.

  • El rechazo a la metafísica que se eleve con base a los principios de una razón pura alejada de los descubrimientos conseguidos por la ciencia.

  • La aceptación de una ontología científica, el conocimiento de la estructura del mundo real solo con base en los hallazgos científicos

  • De acuerdo a lo anterior, se erige un criterio de demarcación de la validez epistemológica sobre la naturaleza, enunciada como: “Toda proposición que se refiera a lo real, debe estar respaldada por un proceso de contrastación empírica directa, o indirecta a través de un cuerpo teórico igualmente contrastable”.

(Ver la entrada de este blog: http://razonilustrada.blogspot.com/2018/12/los-limites-de-la-filosofia.html)

Por otro lado un pensamiento crítico que metódicamente sea capaz de evaluar los argumentos y las tesis a las que continuamente se ve enfrentado el hombre y la mujer en su vida diaria, se constituye en una arma imprescindible y necesaria para la autodefensa y la supervivencia intelectual.

3. Principio antropológico

Las diferencias individuales entre las personas son poco importantes en comparación con los aspectos comunes que nos hacen a todos miembros de la misma especie. Puesto en términos negativos: no existen superhombres ni razas superiores”.

Este principio se puede agrupar con el que sigue:

4. Principio axiológico

Aunque los diferentes grupos humanos puedan tener valores diferentes, hay muchos valores universales básicos, tales como bienestar, honestidad, lealtad, solidaridad, justicia, seguridad, paz y conocimiento, por los cuales vale la pena trabajar o incluso luchar. Puesto en términos negativos: el relativismo axiológico radical es falso y perjudicial”.

Un lugar común en la critica que hacen las personas religiosas a los no creyentes, es que estos últimos no son capaces de ofrecer fundamentos universales para sus concepciones antropológicas y éticas, cayendo inevitablemente en el relativismo. Esta concepción no puede ser más falsa. El iusnaturalismo racionalista o iusnaturalismo ilustrado ofrece un marco antropológico de índole científica y racional que ha permitido fundamentar el concepto de “Dignidad Humana” y como consecuencia el establecimiento de los derechos Humanos como referentes éticos absolutos para la convivencia humana. Los derechos humanos y el concepto de dignidad personal, despliegan un sistema de axiológico válidos para todos.

5, Principio moral

Debemos buscar la salvación en este mundo, el único real, por medio del trabajo y el pensamiento, antes que por la plegaria o la guerra, y debemos disfrutar la vida, así como intentar ayudar a los demás a vivir, en lugar de perjudicarlos”.

Este principio se puede agrupar con el siguiente:

6. Principio social

"Libertad, igualdad, solidaridad y pericia en la administración de la comunidad".

Los Derechos Humanos y sus valores asociados ofrecen un contexto lo suficientemente amplio para convertirlos en brújulas que marquen el sentido de nuestro accionar social. Son ideales prácticos por los que vale la pena luchar para hacerlos cada vez más reales.

En lo que respecta a una ética personal relacionada con las decisiones propias de la vida cotidiana, con la forma como asumimos los desafíos del día a día y como reaccionamos a los acontecimientos de la vida, el humanismo secular proporciona una enorme gama de tradiciones filosóficas racionales que brindan respuestas prácticas y concretas. El estoicismo y el epicureismo constituyen dos ejemplos valiosos que sin dogmatismos innecesarios y extrayendo lo que de ellas consideremos importante en un momento dado, nos brindan caminos seguros en la búsqueda de la felicidad personal.

7. Principio político

A la vez que defendemos tanto la libertad de culto y la diversidad de cultos, como la libertad de inclinación política y la diversidad de las inclinaciones políticas, debemos esforzarnos por lograr o mantener un estado secular, así como un orden social íntegramente democrático, a salvo de las desigualdades injustificadas y las chapuzas técnicas evitables”.

La defensa de un orden democrático real, salvaguarda al hombre y a la mujer de totalitarismos opresivos. La democracia es tanto un sistema de gobierno como un derecho. El derecho a participar, a ser tenido en cuenta, a ser escuchado. Un ejercicio democrático efectivo debe permitir a los miembros de una sociedad unas condiciones mínimas desde las que puedan ejercer su participación en la economía, en la sociedad y en los diferentes ámbitos de una nación. Conceptos como “Estado social y democrático de Derecho” y “Economía social de mercado”, son propicios para defender sin extremismos, los elementos fundamentales de una democracia integral.

Lo extenso de este articulo no impide darse cuenta que en él apenas se observan unas cuantas pinceladas de un pensamiento enriquecido por múltiples elaboraciones de pensamiento hechas en el proceso de la gran historia humana.

El humanismo secular es un buen plan, una buena opción de vida para el ser humano que no se rinde ante el nihilismo postmoderno que ha rendido la razón ante la desesperanza y el relativismo.

El humanismo secular es una propuesta adecuada para el hombre y la mujer actuales que con un optimismo razonable, todavía creen que es posible hacer de este mundo, uno mejor.

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i Copsón habla específicamente de la aparición del término en idioma inglés, pero la afirmación es válida también para el español.

ii Bunge, M. (2002) Crisis y reconstrucción de la filosofía. Barcelona: Gedisa.

iii Bunge define lo material de la siguiente manera: “Podemos pues caracterizar un objeto material como un objeto que puede estar por lo menos en dos estados, de modo que puede saltar de uno a otro. (En realidad el más simple de los entes materiales, tal como un electrón o un fotón, puede estar en un momento dado en uno cualquiera de un conjunto infinito de estados.) O sea, si x es un objeto material y S^(x) es un espacio de los estados para x, entonces la numerosidad del conjunto Sy(x) es por lo menos 2, y recíprocamente”. Bunge Mario. Materialismo y ciencia. Editorial Ariel. 1981. Pág 35.

iv El credo panteísta, elaborado por un grupo de perteneciente al movimiento del panteísmo científico. Aunque una cosa el el Humanismo Secular y otra el Panteismo Científico, este credo es hermoso y representa de buena manera una visión naturalista y racional:

“1. Reverenciamos y celebramos el Universo como la totalidad de lo que existe, pasado, presente y futuro. Es auto-organizado, en perpetua evolución, e inagotablemente diverso. Su sobrecogedor poder y belleza y su fundamental misterio provocan la más profunda reverencia y maravilla humana.

2. Toda la materia, la energía y la vida son una unidad interconectada de la cual somos una parte inseparable. Nos regocijamos en nuestra existencia y buscamos participar aún más profundamente en esta unidad a través del conocimiento, la celebración, la meditación, la empatía, el amor, el accionar ético y el arte.

3. Somos una parte integral de la Naturaleza, la cual debemos atesorar, reverenciar y preservar en toda su magnífica belleza y diversidad. Debemos luchar por vivir en armonía con la Naturaleza, local y globalmente. Reconocemos el valor inherente de toda la vida humana y no humana, y luchamos por tratar a todos los seres vivos con compasión y respeto.

4. Todos los humanos son centros iguales de consciencia del Universo y de la Naturaleza, y todos merecen una vida de igual dignidad y mutuo respeto. Con este fin colaboramos y trabajamos por la libertad, la democracia, la justicia y la no-discriminación, y por una comunidad mundial basada en la paz, formas sustentables de vida, total respeto a los derechos humanos y el fin de la pobreza.

5. Hay una única clase de sustancia, la energía/materia, que es vibrante e infinitamente creativa en todas sus formas. El cuerpo y la mente están indivisiblemente unidos.

6. Vemos a la muerte como el retorno de nuestros elementos a la naturaleza, y el fin de nuestra existencia como individuos. Las formas de "vida después de la muerte" disponibles para los seres humanos son formas naturales, en el mundo natural. Nuestras acciones, nuestra ideas y nuestro recuerdo siguen vivos de acuerdo a lo que hagamos en nuestras vidas. Nuestros genes viven en nuestras familias, y nuestros elementos son reciclados sin fin en la naturaleza.

7. Honramos la realidad, y mantenemos nuestras mentes abiertas a la evidencia de los sentidos y a la interminable búsqueda de la ciencia de un entendimiento más profundo. Éstos son nuestros mejores medios para llegar a conocer el Universo, y en ellos basamos nuestros sentimientos estéticos y religiosos sobre la realidad.

8. Todo individuo tiene acceso directo, a través de la percepción, la emoción y la meditación, a la realidad última, que es el Universo y la Naturaleza. No hay necesidad de mediación por parte de sacerdotes, gurúes o escrituras reveladas.

9. Promovemos la separación de la religión y el Estado, y el derecho humano universal a la libertad de religión. Reconocemos la libertad de todos los panteístas para expresar y celebrar sus creencias, como individuos o en grupos, en cualquier ritual, símbolo o vocabulario que no cause daño y que sea significativo para ellos. (Tomado de: http://metodosinvestigacion.blogspot.com/2007/01/el-credo-pantesta.html).


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