LA FUNDAMENTACIÓN DE UNA ÉTICA LAICA
Una acusación que normalmente se lanza a cualquier tipo de ética que prescinda de la referencia a un Dios creador, o a algún mandato o conjunto de mandatos divinos para discriminar entre lo bueno y lo malo, es que ella está condenada irremediablemente a sustentar un relativismo moral. Precisamente uno de los argumentos utilizados por los creyentes para “probar” la existencia de Dios, consiste en aducir la existencia de normas morales absolutas que todo el mundo a través de la historia ha reconocido. La existencia de estas normas morales absolutas proviene según este argumento, de alguien que está por encima de los sujetos y que por lo tanto, les otorga el estatus objetivo a dichas normas. En otras palabras, la existencia de leyes morales exige la existencia de un legislador que las dicte: el legislador supremo, Dios. Si Dios no existiese, según esto, no habría fundamento para normas objetivas y todo quedaría en manos de la subjetividad y de la arbitrariedad humana. La pregunta