VOLUNTAD Y RAZÓN EN LA ILUSTRACIÓN (I)

CONTEXTO DE LA PROBLEMÁTICA


La relación entre voluntad y razón ha dado lugar a diferentes posturas. Ockham a mediados del siglo XIII, inserta en el pensar occidental a la voluntad como  eje principal de la reflexión, del actuar de Dios y por lo tanto del funcionamiento del mundo. Todo lo anterior, a costa de la inteligibilidad de lo que nos rodea: Dios puede producir el mundo que quiera (aún en contra de la razón), porque su voluntad es infinita y todopoderosa. La filosofía después de este pensador, se enfrentará al problema de tratar de entender un mundo que de por si podría ser incomprensible, dada la arbitrariedad de la voluntad divina.
Para algunos, la influencia Ockhamista tiene como resultado la afirmación de que toda la filosofía posterior, está signada por esta impronta voluntarista, lo que equivale a develar el supuesto irracionalismo que la sustenta. Según esta tesis, la  voluntad significa solamente apetito voluptuoso, deseo pasional o en todo caso, algo eminentemente visceral que se erige como una potencia que subyuga al entendimiento. En el intento de sostener lo anterior, no son pocas las veces en las que hacen caso omiso de los distintos niveles de reflexión filosófica, metiendo en un mismo saco lo metafísico, lo psicológico y lo ético, sin ningún tipo de consideración.

Para aclarar un poco lo anterior, es importante primero definir de manera adecuada los términos, de tal forma que se pueda establecer una posición que no se contradiga a si misma, o que de forma inconsciente, sostenga diversos oxímoron con orgullo.

EL CONCEPTO DE VOLUNTAD

La voluntad tradicionalmente ha sido entendida en varios sentidos:
Un sentido psicológico atribuye a la voluntad el carácter de tendencia, de impulso ciego, al cual se adiciona el instinto para formar la parte más baja de la esfera psíquica. En este ámbito encontramos también a la voluntad, como tendencia basada en la representación de un fin, el cual es captado por el pensamiento. Es esta la voluntad propiamente dicha y constituye el nivel superior de lo psicológico.
El primer nivel, es decir el impulso ciego, le llamamos apetencia sensible y al segundo, se le denomina apetito racional, o sea, un deseo conforme a lo que la razón muestra que es bueno o útil. En esta última dirección, es que se puede distinguir un matiz ético de  la voluntad, al considerarla como razón práctica, como la decisión fruto de la deliberación interna, de cómo comportarse y cómo actuar éticamente.

Por último, un sentido metafísico asigna a la voluntad un carácter de fundamento de la realidad, de fondo profundo de la misma. La voluntad es entonces, aquello que produce lo real a través de las ideas.


EL VOLUNTARISMO


Dicho lo anterior, el voluntarismo no será otra cosa que aquella corriente filosófica que enfatiza a la voluntad. Pero si se entiende la voluntad desde los tres sentidos antes descritos, concluiremos que no existe un voluntarismo univoco, sino que al menos habrán tres tipos correspondientes a los tres significados mencionados.


El voluntarismo Psicológico resalta la primacía de la voluntad en los actos conscientes del individuo y sobre el entendimiento. Desde éste último aspecto (gnoseológico o episemológico), la definición se puede entender de diferentes maneras, una significaría que la voluntad otorga el impulso primario, es decir, ella es la que nos lleva a querer conocer algo. Otra sostiene que la voluntad es la que decide que juicio hacer en aquellos conocimientos que no son evidentes (los cuáles constituyen la mayoría de los conocimientos que los humanos poseemos). Esto último podría significar además, que la voluntad construya independientemente de toda verdad, su propio conocimiento tal y como le de le gana. Imponerse de esta manera a si misma, arrojaría entonces como resultado, una convención sin contacto con la realidad:


"Voluntarismo epistemológico significa sostener la tesis según la cual los enunciados básicos se eligen como consecuencia de decisiones arbitrarias" (Mario Bunge. Diccionario filosófico).

De lo anterior se deriva el voluntarismo ético, que nos dice que lo más importante no es la elucubración teórica, sino que lo constituye la razón práctica. Desde la razón práctica y con un conocimiento imperfecto de lo que nos conviene o no obrar, la voluntad ejerce la función de juez, que resuelve finalmente que camino tomar. La voluntad una vez más se impone porque actúa, porque es activa frente al conocimiento que se limita a presentar las aprehensiones de las verdades halladas.


Por último, un voluntarismo metafísico, sostiene algo así como que la voluntad es la que produce las representaciones que tenemos de la realidad, pero esa realidad en si misma no existe sino en cuanto representación, pues no hay forma de conocerla de otra manera. Por lo que en conclusión, la realidad misma es una construcción de la voluntad, es decir, la sustancia del mundo es producto de la voluntad misma.


Las definiciones y anteriores distinciones, nos servirán en las próximas entradas de esta serie, para entender mejor y con menos ambiguedad, qué significa realmente hablar del voluntarismo en la ilustración y cuáles son las relaciones de la voluntad con la razón, durante esta época de la historia filosófica.



Comentarios

  1. Tuve la ocación de leer tu trabajo, con la premura como abrigo;quisiera aplicarme a realizar un comentario juicioso ( "voluntarismo psiquico") pero en la actual coyuntura institucional los tiempos son asfixiantes ("voluntarismo metafísico") y lo que menos quiero es atinar en comentarios arbitrarios ("voluntarismo epistemológico") dada la importancia y la trascendencia del tema, en quellos tiempos renacentistas y en el momento presente, con toda la exigencia que convoca a estimular la vigilia de la razón ("voluntarismo etico"). De antemano te ofrezco mis disculpas por lo apresurado del comentario, lo cual trasluce mi interés por éste tipo de emprendimiento, sin que con ello objete la idea de Platón, que le concede toda la vigencia, en en el sentido tal que el pensamiento demanda sus ritmos y su propio tiempo y quienes estemos al marjen de ésta exigencia de la racionalidad se nos considera tambien esclavos. Lo que más deseo es ser algún día libre de esta oprobiosa cadena que menaza mantener la razón del letargo somnoliento.

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  2. Gracias por la lectura. Lo importante como dices, es mantenernos vigilantes en medio del sinnúmero de compromisos que a veces nos agobian, para que la tiranía de lo cotidiano, no nos deje impávidos ante los monstruos que se alzan frente a nosotros, aquellos que quieren imponer muros, romper acuerdos y llevarnos de regreso a épocas donde solo unos pocos tenían derecho a pensar.

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