EL VOTO EN BLANCO: ¿PARA QUÉ?


"«Si no creemos en la libertad de expresión de aquellos que despreciamos, no creemos en ella en absoluto».
Noam Chomsky

El voto es un derecho y también un deber. El voto es el mecanismo formal a través del cual podemos participar en la vida de nuestra comunidad, de nuestro país, tanto en las decisiones políticas como en aquellos ámbitos propiamente civiles y hasta culturales.
El voto es una expresión de nuestra libertad, de nuestra manera de pensar y también de nuestra aceptación y nuestro apoyo a la democracia, a sus instituciones y a su dinamismo.
El voto libre debe ser respetado porque es una expresión de la convicción intima, de las creencias más profundas, el voto no es simplemente un mecanismo de elección sino que es la manifestación de la persona en toda su dignidad, es la persona que se despliega en su libertad, en su voluntad, en su conciencia, en su autonomía.
Como expresión de la libertad, como derecho a participar y como manifestación de la dignidad de ser racional, la posibilidad del voto otorgada por la democracia no debe ser vista desde una óptica solamente utilitarista; el utilitarismo del resultado coyuntural, del fin electorero, de la meta partidista. Disentir de una oferta política concreta a través del voto en blanco, no es “lavarse las manos”, es todo lo contrario a eso, es manifestar una posición, es darse la posibilidad de soñar con otro tipo de caminos, es alertar sobre lo que se cree que no conviene, es rechazar una imagen del futuro de la cual se desconfía.
Votar en blanco es rebelarse a la tiranía de “lo que hay”, de la encuesta, de los dilemas impuestos por líderes que quieren arrastrar nuestras conciencias a sus bunkers ideológicos y de aquellos que quieren encerrarnos en la lógica de votar en contra de aquel que se rechaza y no a favor del que se acepta.
Votar en blanco es rebelión, pero una rebelión que al mismo tiempo honra la democracia, una rebelión que rinde homenaje y que muestra la esperanza en que a pesar de las fallas y problemas, la democracia, al final, es la vía adecuada, la promesa de un país y un mundo más pacífico, más tolerante y más próspero para todos.
El voto en blanco es un recordatorio de que en una democracia pluralista no hay verdades absolutas, de que tenemos derecho a ir contra la corriente y que hacerlo es también en todo el sentido de la palabra, hacer política y buscar el bien común.


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