DISTINGUIR: ACCIÓN URGENTE DEL PENSAMIENTO

El pensamiento crítico es discernimiento

 


Es urgente, acuciante y sin temor a exagerar, una cuestión de vida o muerte, la necesidad de desarrollar y aplicar habilidades de pensamiento que puedan evitar el naufragio, en el caótico océano de datos que hoy inunda todas las esferas de nuestra vida.

La falta de criterio para manejar este bombardeo “noticioso”, “opinativo”, rico en imágenes y con la característica de presentarse en “tiempo real”, conlleva algunas “malas prácticas”:
  • El flujo indiscriminado de “información” al final termina haciendo lo contrario, es decir, desinformando.

  • La renuencia o incapacidad para hacer un alto en medio del bombardeo de datos, de no filtrar y analizar la información antes de difundirla, contribuye a la confusión y por tanto a la mala toma de decisiones de aquellos que “creen” en la información suministrada.

  • El recurso reiterado a lugares comunes, a consignas o lemas, impiden ir más allá de la superficie y generan una idea falsa de la realidad o del acontecimiento.

Esta cadena de malos procedimientos y sus consecuencias, son fatales para muchas personas y para la sociedad, pueden terminar quitando vidas, o contribuyendo a un estado de cosas favorable a no pocos intereses oscuros o cálculos políticos que sobreabundan en nuestra querida sociedad planetaria.

De este panorama funesto, la principal lección que debemos extraer y de manera urgente, es la relacionada con no tragar entero la información que se nos suministra, de reflexionar, es decir, de la importancia impostergable de asumir y practicar una postura crítica.

La crítica y su etimología

En varias ocasiones hacer una revisión del significado de las palabras según sus orígenes y su lugar de procedencia, nos ayudan a esclarecer cual es el significado primario de un término.

En ese sentido, la palabra crítica viene del latín “criticus”, que a su vez proviene del griego, “Kritikós”, que significa, “capaz de discernir, separar, decidir, juzgar”.

Criticar es discernir, distinguir, separar ¿Pero que significan a profundidad estos términos?.

Las noticias falsas son abundantes en la era digital    

(Tomado de: https://www.usergioarboleda.edu.co)

Lo que nos dice Descartes

René Descartes establece junto con otros pensadores, las bases de la modernidad, entre ellas el pensamiento racional y científico que se muestra como la marca esencial de nuestro tiempo y cuyos logros en términos del conocimiento humano son innegables.

La filosofía cartesiana da un vuelco a la entonces dominante filosofía escolástica, resignificando algunos conceptos, entre ellos los de claridad y distinción, términos que ubica como punto de partida y al mismo tiempo de llegada, de un método que él considera un camino necesario para llegar a la verdad.

En su Discurso del Método Descartes expresa:

Y habiendo notado que en la proposición “yo pienso, luego soy”, no hay nada que me asegure que digo verdad, sino que veo muy claramente que para pensar es preciso ser, juzgué que podía admitir esta regla general: que las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas, pero que sólo hay alguna dificultad en notar cuáles son las que concebimos distintamente”.

Esta formulación que se considera el primer postulado de su método, ha sido resumida de la siguiente manera:

"No admitir como verdadera cosa alguna, como no supiese con evidencia que lo es; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención, y no comprender en mis juicios nada más que lo que se presentase tan clara y distintamente a mi espíritu, que no hubiese ninguna ocasión de ponerlo en duda”. (Discurso del método, segunda parte).

La claridad y la distinción son principios regulativos, criterios que deben ser monitoreados continuamente en el proceso de conocimiento y que a su vez sirven para evaluar la calidad de los resultados que dentro de ese proceso se van obteniendo en cada fase.

La claridad y la distinción constituyen junto con sus parejas respectivas oscuridad y confusión, los binomios que guiarán la construcción del conocimiento.

Para Descartes una idea clara, es aquella en la que se puede identificar la estructura interna o las partes constituyentes del objeto que ella representa, la oscuridad de esa idea, hará referencia entonces a que tan borrosa se nos aparece esa estructura interna, que tan poco podemos reconocer las partes integradoras y la forma en como ellas se relacionan.

Por ejemplo, si hablamos del concepto “izquierda” como una parte del espectro político, tendremos claridad de esa idea si somos capaces de caracterizarla en sus términos esenciales, de describir sus rasgos definitorios y los aspectos que la conforman.

Ahora bien, es importante no solo ser capaces de captar un concepto o idea de manera clara, sino también y en consecuencia, establecer sus límites, marcar con detalle sus diferencias específicas con otros conceptos que pertenezcan a su misma clase o inclusive con otros de clase extraña. Cuando logramos esto, podemos decir que tenemos una idea distinta.

Al ejemplo de la idea de izquierda, hablaríamos de una idea distinta cuándo somos capaces de distinguirla de los otros espectros políticos, como el centro o la derecha, inclusive deberíamos ser capaces de establecer los distintos matices que permiten hablar de una izquierda radical, centro izquierda, centro, centro derecha o ultraderecha, esta sería una distinción necesaria para afirmar la comprensión completa de una idea a partir de su claridad y de sus pequeñas distinciones.

De lo contrario tendríamos una confusión, en la que podríamos incluir dentro de un mismo paquete, ideas no solo contrarias sino excluyentes entre si.

La búsqueda de la claridad y la distinción, no se da espontáneamente, ni como lo advierte Descartes, de manera instantánea o a través de algún artilugio mágico que las haga aparecer de un momento a otro. La claridad y la distinción son logros que se conquistan sin precipitarse y estando prevenidos en todo momento de las trampas (sesgos) que nuestro propia naturaleza u otras cosas nos ponen en el camino.

Esa necesidad de no apresurarse, de tomarse el tiempo para investigar, para reflexionar, para buscar la claridad, tratando de distinguir y separar los elementos que en un principio aparecen revueltos como si fueran parte de lo mismo, como si fueran una sola cosa, es la que evidencia la importancia de tener un orden en esa búsqueda, de establecer y cumplir ciertas reglas que nos permitan hallar un resultado seguro de claridad y distinción. Es de esta manera como Descartes entiende y establece en su regla # IV, de las Reglas para la dirección del espíritu, su clásica y simple tesis:

El método es necesario para la investigación de la verdad”.

Este método en la consecución de lo claro y lo distinto, tiene como es evidente a la duda como el espíritu que lo anima.

La duda metódica sin embargo, no es una duda por dudar, una duda patológica parecida a la de la persona celosa que es ajena a cualquier tipo de razón o evidencia. La duda metódica es una duda con propósito, con objetivo, el cual no será otro que encontrar una base segura para construir el edificio del pensamiento y del conocimiento.

El resultado final de este camino metódico, animado por la duda, bajo los principios reguladores de claridad y distinción, es el juicio lógico:

Regla #1: El fin de los estudios debe ser la dirección del espíritu, para formular juicios firmes y verdaderos acerca de todas las cosas que se le presentan" (reglas para la dirección del espíritu).

Los juicios firmes y sólidos se erigen en los productos de todo este proceso de pensamiento que bien podemos calificar como crítico.

Como expresa Mattew Lipman:

"Hemos sugerido ya antes que el interés por el pensamiento crítico está relacionado con la idea antigua de saber. Sería útil volver a este punto. ¿Qué es el saber, la sabiduría?, sinónimos corrientes suelen ser juzgar inteligentemente, juzgar bien, juzgar desde el entendimiento de la experiencia, en los que el término «juicio» aparece como una constante" (Pensamiento complejo y educación. Pág 173.

Un juicio es desde el punto de vista lógico la afirmación de la relación o no relación entre dos ideas. Un juicio se expresá a través de una proposición que consta de sujeto, verbo y predicado. Los juicios tienen la característica de ser verdaderos o falsos, es decir, que la relación o no relación afirmada puede o no ser cierta en la realidad de los objetos a los que se refiere la misma.

Según lo anterior, los juicios están hechos de ideas (conceptos), para los cuales se exigen los criterios de claridad y distinción. A los juicios como un todo, a parte de aplicarles estos mismos criterios, se le suman el criterio de verdad y tantos otros cómo requiera el contexto en los que se elaboran esos juicios:

" Los criterios pueden tener o no aceptación pública, pero deberán tener un alto grado de aceptabilidad entre la comunidad de los investigadores. El uso competente de dichas razones acordadas es una forma de establecer la objetividad de nuestros juicios prescriptivos, descriptivos o evaluadores. Por ello los arquitectos juzgan un edificio mediante los criterios de funcionalidad, seguridad y belleza, los magistrados realizan juicios con la ayuda de los criterios de legalidad e ilegalidad, y presumiblemente, los pensadores críticos se basarán en criterios probados históricamente como el de la validez, la evidencia y la consistencia".

En la entrada de este blog titulada: "Los principios de la mente crítica", se hace un listado exhaustivo de los criterios requeridos para los juicios que pretenden ser verdaderos.

Tomado de:www.telesurtv.net/news/dia-internacional-del-periodista-retos-actuales-fake-news-20190908-0018.html

Conclusión: Las tareas urgentes del pensamiento crítico

Lo escrito hasta aquí nos permite establecer algunas tareas esenciales que debemos tener en cuenta desde el pensamiento crítico, a la hora de afrontar el bombardeo informativo al cual nos referíamos en la introducción de este artículo:

1. Siempre es necesario dudar hasta que se tengan pruebas suficientes para formar un juicio sólido.

2. Es necesario tener claros los conceptos, ser capaces de definirlos adecuadamente y distinguirlos de otros. (ver la entrada de este blog; "Conceptualizando ando"). Los lenguajes que pretenden maquillar aquello a lo que se refiere el concepto, cambiando el nombre del mismo, solo sirven para aumentar la oscuridad y la confusión de las ideas. Es importante llamar a las cosas por su nombre.

3. Es necesario discernir las fuentes de información:

A. Diferenciar fuentes de procedencia creibles de las de procedencia dudosa (identificar posibles sesgos de procedencia).

B. Diferenciar los hechos de las opiniones en las informaciones.

C. Diferenciar los hechos que se pueden o que en efecto se han contrastado con otras fuentes, de aquellos que no son susceptibles de corroborar con terceras fuentes fiables.

4. Distinguir los juicios que se hacen sin ninguna prueba, de aquellos que son respaldados por pruebas susceptibles de ser corroboradas.

5. Distinguir en los argumentos o los discursos, las perspectivas desde las que se hacen, los intereses y/o grupos involucrados.

Pensar críticamente es distinguir, es diferenciar, es evaluar, es no tragar entero, no asumir sin comprobar, no dejarse involucrar en los discursos de todo o nada, de blanco o negro.

Es tan arriesgado creerlo todo, como creer nada.“

Denis Diderot

 

 



Comentarios

  1. Excelente discurso, que sean la razón, el discernimiento, el análisis y la objetividad quienes guíen nuestra conducta y nuestro pensamiento. Es bueno ver como una mente que tiene los conceptos claros puede aterrizar lo teórico al terreno de lo práctico, esa es la tarea del filósofo, sobre todo en los momentos tan caóticos que viven nuestra ciudad y nuestro país. Gracias por tanta lucidez.

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