ESPIRITUALIDAD Y MATERIALISMO

(Pintura Taoista de la antigua China)

La pregunta sobre la existencia de Dios es un asunto ineludible para quien quiera construir una filosofía de vida medianamente coherente.

Hablar de Dios es al final hablar de por qué existe lo que nos rodea, es decir, es pensar sobre el fundamento de lo que existe.

Para no pocas personas afirmar la existencia de un fundamento, es afirmar la existencia de Dios, de un Dios que en el caso de una cultura cristiana será precisamente el Dios cristiano, en una cultura musulmana será el Dios Islámico y así sucesivamente.

Sin embargo, esta asociación en un análisis más detenido se muestra bastante equivocada, puesto que afirmar la existencia de un principio que sostiene al mundo, puede no tener nada que ver con un Dios personal con cualidades superhumanas y poderes fantásticos, que imparte sus designios conscientes y sabios como un viejo patriarca barbado de la edad antigua.

En occidente la idea de consolidar racionalmente las “pruebas” filosóficas definitivas de la existencia de Dios, ha llenado innumerables volúmenes de ensayos, debates y propuestas desde la antigua Grecia hasta nuestros días.

En las principales “pruebas”, principales por su contundencia lógica, conocidas como cosmológicas y entre las que destaca a su vez la prueba por la contingencia de los seres, se esconde siempre la pregunta Leibneziana:

¿Por qué existe algo en lugar de nada?.

Esta prueba por la contingencia de los seres, se puede expresar argumentativamente como sigue:

  1. Todo ente que existe debe tener una explicación para su existencia.

  2. Existen entes contingentes.

  3. Solo hay dos formas de explicar la existencia de estos entes contingentes: apelando únicamente a la existencia de otros entes contingentes o apelando además de ellos a la existencia de un ente necesario.

  4. Es imposible explicar la existencia entes contingentes únicamente apelando a la existencia de otros entes contingentes.

  5. Consecuentemente, la explicación de la existencia de estos entes contingentes debe incluir la existencia de un ente necesario.

  6. Consecuentemente, un ente necesario que explique la existencia de los entes contingentes existe.

  7. El único ente necesario que podría explicar la existencia de los entes contingentes es Dios.

Conclusión: Dios existe.

(Versión tomada de: https://buhodeminerva.blog/)

Importante recordar que un ser contingente es aquel que no es por sí, sino por otro. Así pues, puede ser y no ser, no es necesario que sea.

Estos argumentos de teología natural, que muy bien decía Gustavo Bueno son criaturas del padre Aristoteles, han sido recogidas desde la edad media y a través de no pocos malabares de pensamiento, han sido erigidas en un pilar fundamental de las así llamadas “filosofías cristianas” (término curioso que es más un oxímoron que otra cosa).

En lo que sigue consigno algunas reflexiones (tal vez mejor llamarlas intuiciones) sobre los anteriores planteamientos, partiendo de la idea de que el argumento de ser contingente y ser necesario es válido en principio, pero sosteniendo a su vez, que puede seguir caminos diferentes a los tradicionalmente propuestos por la ortodoxia y además, puede dirigirnos a conclusiones un poco distintas de lo que se puede entender como ser necesario, distintas digo, a las que la teología natural cristiana occidental ha sostenido desde hace siglos.

1. Lo primero esta relacionado con aquella pregunta de Leibniz sobre el por qué existe algo en lugar de nada. Esta pregunta plantea a la nada como una posibilidad real, es decir, según ella, parecería que hay tantas posibilidades de que “exista la nada” a que “exista algo”. Sin embargo, no es necesario ser un filosofo analítico avezado para darse cuenta que hablar de la existencia de la nada, es en sí una contradicción insuperable o mejor, un verdadero sinsentido.

En otras palabras, la nada de la que hablan los filósofos, es decir aquella que es lo opuesto al ser (la nada absoluta), es solo un artilugio del pensamiento con el que nos han embelesado durante siglos como a bebes.

Ya Parmenides planteó certeramente que de la nada nada sale, expresión que podemos voltear de acuerdo a sus consecuencias lógicas, diciendo que si de la nada no puede salir el ser, del ser tampoco puede salir la nada. Ahora bien, el hecho, lo real, es que partimos de la existencia de algo, de nosotros, del universo, el universo ya es, existe. Es imposible que la nada “exista”, que la nada “sea”. La existencia existe y sólo la existencia existe. La nada es una expresión vacía que se puede decir pero no se puede pensar, es como hablar de un circulo cuadrado, un alto pequeño o un gordo flaco. La nada de los filósofos es al final una gran “mamadera de gallo” cuando la utilizan para plantearsela como Leibniz, como argumento para sostener que entre una supuesta (pero falsa) igualdad de probabilidades entre la nada y el ser, se necesite un ser (Dios o ser necesario)que desnivele la balanza a favor de la existencia.

2. Una manera sutil pero muy inteligente de hacerle el quite a la imposibilidad de que la existencia devenga en la nada, lo constituye entonces el argumento de que las cosas de las que está hecho el universo son contingentes y por lo tanto el universo mismo es contingente, necesitando de un ser necesario para poder ser, (tal y como se explica arriba en el argumento por la contingencia de los seres).

Por ejemplo, solo el hecho de que la lapicera que tengo en mi escritorio, pueda ser o no ser, o de que las montañas puedan ser o no ser, ya nos da para decir que todo el universo puede ser o no ser. Es decir un solo caso de contingencia que este contenido en el universo, nos da para decir que el universo entero es contingente, puesto que el universo es al final la sumatoria de las cosas que él contiene.

Este argumento sin embargo, parece olvidar que tanto la lapicera, como las montañas como cualquier cosa que veamos a nuestro alrededor y que son contingentes, no son más que una forma de algo que subyace a todas ellas, de algo que es antes de ellas y después de ellas, estoy hablando de aquello que conocemos como energía/materia. La energía y la materia no son dos cosas diferentes, son dos caras de la misma moneda, son una misma cosa. Todas las cosas que conocemos, todo lo que vemos e incluso nosotros mismos, solo somos formas o expresiones de la energía/materia. Esto nos lleva entonces a la siguiente pregunta: ¿Es la energía/materia, algo contingente? ¿es la energía/materia algo que puede ser o no ser?. Cualquier persona medianamente informada podría decirnos que obviamente, la materia/energía es contingente puesto que la teoría del Big bang, nos dice que antes del Big Bang no había materia ni energía, no había nada, por lo que materia/energia pudieron no ser (contingencia).

Lo primero que queda claro de la anterior respuesta por ahora, es que la pregunta de si la Energía/materia es algo contingente, solo la podemos responder en la actualidad apoyándonos en lo que la ciencia ha logrado dilucidar o al menos sin desconocer este tipo de conocimiento.

El conocimiento proporcionado por la ciencia seguramente no puede suplantar en todo al conocimiento filosófico, pero sería una locura hacer filosofía en la actualidad sin tener en cuenta al conocimiento científico.

Ahora bien, lo primero que hay que decir es que Big bang, no quiere decir necesariamente que antes de él (si es posible utilizar este término), no existiera nada (en el sentido filosófico del término “nada”), de hecho, de las teorías filosófico/científicas más actuales, están aquellas de que el big bang solo fue un suceso local en el marco de algo mucho más grande (multiverso y múltiples dimensiones) y también de que la nada de los científicos y por tanto la nada de la que surge el universo tal y como lo conocemos, es distinta a la nada de los filósofos (nada de los filósofos que como vimos es un imposible). La nada de los científicos es realmente un vacío, un vacío que está en tensión, un vacío que al mismo tiempo es plenitud.

La física cuántica, nos habla del vacío cuántico”, o tal vez de mejor manera del “campo unificado”.

El vacío cuántico representa la plenitud de todas las posibles energías y sus eventuales densificaciones en los seres. De ahí que hoy se prefiera la expresión pregnant void «vacío preñado» o la «fuente originaria de todo ser». No es algo que pueda ser representado en las categorías convencionales de espacio-tiempo, pues es algo anterior a todo lo que existe, anterior al espacio-tiempo y a las cuatro energías fundamentales, la gravitatoria, la electromagnética, la nuclear fuerte y la débil”.( https://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=402).

El vacío cuántico es plena potencialidad de aparición de las partículas más elementales de la materia, de ese vacío surgen esas partículas, la mayoría de las cuales solo efímeras que vuelven y desaparecen en él, otras en cambio pueden surgir y alcanzar cada vez más energía a tal punto que sobrevivan, otras inclusive podrían llegar a albergar tanta energía que pudiesen provocar algún otro big bang.

Dicho de una forma un poco menos técnica y tal vez más “poética si se quiere”, podríamos decir que:

Sin principio ni final es el vacío, el vacío es sin tiempo. El vacío es simple, no tiene partes, no tiene componentes. El vacío es inmutable, no cambia, es absoluto, no depende de nada, pero todo depende de él. El vacío es energía, alberga la potencialidad de las formas elementales de la materia. Todas las partículas son manifestaciones fugaces del vacío, provienen de él y a él vuelven. El vacío es inmanencia y trasciende las formas efímeras de sus manifestaciones.

3. Profundizar en el planteamiento cuántico y sus implicaciones filosóficas desbordan los propósitos de este pequeño escrito. Sin embargo podemos extraer varias ideas:

  • Es inevitable observar la semejanza (no igualdad) entre lo que nos dice la ciencia actualmente sobre la realidad primordial del vacío y lo que desde hace miles de años planteaban las filosofías del lejano oriente como el hinduismo, el budismo y sobre todo el taoísmo.

  • Aunque obviamente no son los mismo pues el vacío cuántico es un objeto científico y el tao uno filosófico, el saber científico otorga un sustento dentro de sus límites para la especulación filosófica Taoista, budista y en parte hinduista.

"Mirándolo uno no lo ve, se le llama el invisible. Escuchándole, no se le oye, se le llama el inaudible. Tocándole, no se le siente, se le llama el impalpable ...

Su fase superior no es iluminada, su fase inferior no es oscura. Perpetuo, él no puede ser nombrado, así él pertenece al reino de sin cosas. Él es la forma sin forma y la imagen sin imagen. Él es huidizo e inasequible. Acogiéndolo, uno no ve su cabeza, siguiéndolo, uno no ve su espalda..(Philosophes Taoistes, Lao Tseu 1980, p. 16. Citado en Perspectivas sobre la filosofía Taoista en: REVISTA DE FILOSOFÍA Volumen 61, (2005) 127-144).

Quien conoce a Brahman, que es lo consciente, que no tiene fin, que está oculto en lo profundo, en el corazón, en el éter más elevado, que goza de todas las bendiciones, se hace uno con el omnisciente Brahman». De ese Ser surgió el éter, del éter el aire, del aire el fuego, del fuego el agua, del agua la tierra, de la tierra las hierbas, de las hierbas la comida, de la comida la semilla y de la semilla el hombre”.

Upanishad [II.1.1]

En el principio

no había existencia ni inexistencia;

todo este mundo era energía sin manifestarse...

El Ser único respiraba, sin respiración,

por su propio poder. Nada más existía...”

- Himno de la Creación, Rig Veda

  • Hay que tener cuidado en separar estas visiones filosóficas de los agregados religiosos que cubren estas posturas iniciales con multitud de rituales, supersticiones y formulas dogmáticas.

  • De igual forma, es necesario repetir hasta el cansancio, la importancia de no trasladar exactamente los conceptos científicos al plano filosófico.

A manera de conclusión provisional: Hacia el camino del materialismo dialéctico.

Generalmente a través de la historia de la filosofía al materialismo se le ha criticado por la falta de un verdadero fundamento ontológico.

Las filosofías orientales y sus paralelismos con la física cuántica actual, ofrecen un fundamento filosófico de lo que existe sin renunciar del todo a una ontología materialista, al considerar que la energía como realidad primordial se manifiesta en sucesivas fases desde las partículas elementales, pasando después por los átomos, las moléculas hasta llegar finalmente a la materia complejamente organizada que podemos ver y tocar en este mundo propio de la física clásica.

Esta realidad primordial, este vacío originario, al igual que el tao, actúa como síntesis de los opuestos, está más allá de las contradicciones y seguramente se escapa a las categorías lógicas, pero al manifestarse lo hace precisamente dialecticamente, es decir, que se expresa en esta realidad conocida, a través de un dialogo permanente y una lucha entre contrarios, onda-particula, frio-calor, noche-día, texto-contexto, tesis-antítesis, Ying_Yang,

Considerar al tao, al vacío, a lo inmanifestado como la realidad originaria y primordial, no personal, no religiosa, no teista, no caprichosa, no castigadora e irascible, no solo nos libera de temores, sino que genera un nuevo camino de espiritualidad, una espiritualidad libre de supersticiones y dogmas basados en la fe, una espiritualidad llevada por la ciencia y la filosofía, originada en la contemplación y el silencio frente al fundamento de la existencia, que desborda nuestra razón, pero que nos llena de regocijo en nuestra unidad con ella. Esa es la verdadera mística.

Esta espiritualidad no solo no va en contravia de una visión materialista del mundo sino que la alimenta y la enaltece.

Esta sensación de eternidad, de algo sin límite ni fronteras,esta impresión de seguridad definitiva, incluso frente al peligro (la certeza de que uno no se puede quedar fuera del mundo). Este sentimiento de ser uno con el todo.Sí yo he vivido eso, como muchos de nosotros, y nunca experimentamos luego nada más intenso, ni más deleitoso, ni más tranquilizador. ¿Un éxtasis? Yo no utilizaría esta palabra:ya no habría un afuera hacia el cual salir. Más bien una éntasis: la experiencia de una interioridad (pero que me contiene y que yo no contengo), de una inmanencia, de una unidad, de una inmersión, de un adentro. ¿Una visión? En todo caso no en el sentido que se entiende ordinariamente. No he vivido nada más simple. No he vivido nada más natural. ¿Un misterio? Sin duda, pero indisociable de una evidencia. ¿Una revelación? Si se quiere. Pero sin mensaje ni secreto:”

André Comte-Sponville: El Alma del Ateismo).


Comentarios

  1. Qué belleza de reflexión... la certeza de que es posible un misticismo racional o un misticismo filosófico... una comunión espiritual profunda con el misterio de la existencia ... una pregunta constante por aquello, arcano e inaccesible a la razón o a la inteligencia humana, que fundamenta la existencia... una ética de la comunión trascendental con la existencia, con el universo, con la naturaleza, con el misterio que subyace detrás de lo que somos, del misterio del aquí y el ahora... del misterio del tiempo...

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  2. ¡Vaya! me quito el sombrero ante este comentario Cesar.

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  3. Muy interesante el análisis y reflexión sobre materialismo y espiritualidad que planteas Gustavo….
    Tema de discusión y reflexión por mucho tiempo y que ahora con el abordaje de la cuántica vincula, relaciona y complementa esta dualidad ( para algunos como este servidor); y en la visión oriental (muy adelantada a occidente) siempre ha estado presente.
    Algunos de los principios del taoismo se expresan en ese bello libro que es el
    Tao Te King.

    XXV
    Antes aún que el cielo y la tierra ya existía un ser inexpresable.
    Es un ser vacío y silencioso, libre, inmutable y solitario.
    Se encuentra en todas partes y es inagotable. Puede que sea la Madre del universo.
    No sé su nombre, pero lo llamo Tao.
    Si me esfuerzo en nombrarlo lo llamo «grande».
    Es grande porque se extiende. Su expansión le lleva lejos.
    La lejanía le hace retornar. El Tao, pues, es grande y el cielo es grande.
    La tierra es grande y también lo es el hombre.
    En el universo hay cuatro cosas grandes, y el hombre del reino es una de ellas.
    El hombre sigue la ley de la tierra. La tierra sigue la ley del cielo.
    El cielo sigue la ley del Tao. El Tao sigue su propia ley.

    “Es grande porque se extiende. Su expansión le lleva lejos. La lejanía le hace retornar “ . De una gran concentración se produce una expansión :ej. big bang; más, antes del big bang estaba “la nada” , el vacío, de donde puede surgir algo, y de la nada, la palabra y la creación se origina “todo”. El uno crea al dos, el dos crea al tres, y el tres es todo lo que existe…..uno de los principios del taoismo.
    ..."todo un misterio "...

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    1. ¡Ah! que maravilla de filosofía Juan Carlos. ¡Que profundidad majestuosa!. Gracias por tu aporte y tienes toda la razón, sin dejar a occidente hay que mirar a oriente, tenemos mucho por descubrir allí y enriquecernos.

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