LA VERDAD: ESE CONCEPTO OLVIDADO

A propósito de las elecciones en Estados Unidos 


Michael cohen, exabogado de Trump  dice de él entre otras cosas: “los principios de Trump son “ganar a cualquier costo, y para ello miente, engaña, grita, nunca acepta que está equivocado ni asume el costo de sus errores”……...“la verdad es lo que él diga, pues la forma en que son percibidas las cosas es mas importante que la cosa en sí misma”.

La proclamada muerte de la verdad, que con tanta algarabía gritaba una postmodernidad aparentemente triunfante sobre aquella razón lógica “opresora” y “estrecha” de la edad moderna, fue llevada de manera embriagante a todos los niveles de la realidad, sin ningún empacho, ni mesura.

Aquello de: “No existen hechos solo interpretaciones”, se ha considerado la liberación de las ataduras esclavizantes de las pruebas, de los principios racionales, poniendo al sujeto como creador absoluto de su sentido, sin intersubjetividad alguna y mucho menos objetividad, cuya sola expresión es considerada por muchos una verdadera blasfemia al dogma relativista.

Las consecuencias de esta indiscriminada renuncia a la verdad, no ha pasado desapercibida en el marco de la nueva realidad de la postverdad, las redes sociales y la sobreinformación actual.

Lar argumentaciones sofísticas en las que la verdad no importa sino solamente la persuasión para ganar el debate, los fanatismos de todo tipo, las teorías de conspiración de toda pelambre, Qanon, terraplanismo, castrochavismo, foro de Sao paulo, Marxismo cultural y miles más que hoy inundan de manera invasiva las pantallas de computadores y celulares, la negación de los hechos a toda costa, con interpretaciones rebuscadas y traídas de los cabellos pero convincentes para aquel a quien solo le importa defender su posición, su ideología o su grupo sectario.

Son todos los anteriores signos bastantes preocupantes y auguran de seguir así las cosas, a mi juicio, un caos creciente causado por una polarización y una radicalización irracional, cuyo único final previsible será el conflicto y la violencia.

Es hora de volver a los hechos y reclamar desde un sano sentido común y con las debidas precauciones epistemológicas, aquel viejo y tantas veces vilipendiado concepto de verdad, traer de nuevo aquello de que mi mente se debe ajustar a lo real y no lo contrario: querer amoldar la realidad a lo que yo pienso, no importa el costo o a quien me lleve por delante.

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